Absorta en la serie “Away” de @Netflix, una conversación entre astronautas me recordó a Silvia.
“Cada uno hace su propio viaje. No hay que pedir disculpas por ello.”
Y esta es su historia:
Silvia empezó su viaje cuando pudo.
Más bien cuando la dejaron.
Una vida llena de altibajos, y muchos sinsabores.
También alguna alegría, y más de una recompensa: sus dos hijos.
Un marido egocéntrico y narcisista.
De la vieja escuela, diría ella.
Un tirano, diría su hermana.
Así que cuando falleció, Silvia confesó sin remordimientos que iniciaba una nueva vida.
Sus hijos, al principio, no le dieron mucha importancia hasta que vendió su casa, y entonces sí se la dieron.
⏤ Sí, hijos míos, la vendo. Fue un regalo de mis padres.
Y alquiló un apartamento en la Manga.
Recién cumplidos los 70, inició, por primera vez, su propio viaje.
Y no iba a pedir disculpas por ello.
Desde luego que no lo haría.
Ahora ya no.