Le repitió lo mucho que la amaba.
Ella siguió cabizbaja.
No levantó la cabeza, solo tímidamente los ojos.
Y se lo dijo, casi en un susurro, casi imperceptible:
—Si esto es querer, no me ames más por favor.
Fue la primera y única vez en diez años que él no le respondió.
(Reflexiones de Helena)