Es medianoche del último fin de semana de agosto.
La luna llena hace que, en la preciosa playa pontevedresa de La Lanzada, la luz ilumine unos rostros femeninos que se asoman en el mar.
Pertenecen a ocho o nueve mujeres.
No se conocen entre ellas.
Pero están allí por el mismo motivo. No hay otro.
Se miran tímidamente, mientras esperan la primera ola. Se acerca, y se preparan para saltar. Una, dos, tres… hasta nueve en total.
Nueve olas, nueve meses.
Más tarde, todavía fatigadas por la fuerza del Atlántico, acuden al acantilado detrás de la ermita y, una tras otra, se sientan en la roca de “la cuna de la santa”, con forma de asiento, y pronuncian su deseo.
Dice la antigua leyenda gallega que si se hace el ritual hasta el final, conseguirán quedarse embarazadas.
Que sus deseos se hagan realidad.