Miró el cuaderno con desgana y furia a partes iguales.
Estaba escrito a mano.
En tres partes.
Así que colocó a su lado todas las gomas que acababa de comprar.
Y comenzó la ardua tarea que había retrasado demasiado tiempo.
De la primera parte solo salvó un volver.
De la segunda, la palabra a.
Elegir la última, ya cansada de tanto borrar, le costó un poco más.
Se decantó por sonreír. No podría ser otra.
Mañana empezaría otro cuaderno.
El de su nueva vida ✨.