Adoro esta cita del siempre grande García Márquez, como adoro todo lo que sale de sus líneas.
Pero esta frase siempre me hace pensar en Genoveva.
Protagonista, sin quererlo, de una vida difícil.
Una vida real.
Ella nació muchas veces, más de las que le hubiera gustado.
La primera, del vientre materno.
La segunda, cuando Agustín, su marido, murió de un infarto a una edad demasiado temprana.
La tercera, cuando su única hija, Maruja, cayó en el negro agujero de las drogas, y desapareció.
La cuarta, cuando volvió, tras años sin verla, embarazada, y sin ese halo de dulzura que un día tuvo, y otro perdió.
La quinta, cuando falleció en el parto.
La sexta, cuando se hizo cargo de su nieto Camilo.
Y la última, cuando suplicó al Apóstol Santiago, no volver a parirse nunca más.
Extracto del relato Camilo.
No me llames Olvido.