“Sophie”, de William Styron (1979), fue una de los libros que mas me han impresionado. Compré esta edición hace muchos años en un mercadillo, sin saber nada ni de su sinopsis ni de su autor, pues le faltaba la cubierta. Siempre me han encantado los libros cuyos títulos solo contienen un nombre propio. Y este fue el caso.
Imagino que hubo algo más en aquel momento que me llamó la atención. Quizá fue la encuadernación, muy sobria y a un solo color, o sus páginas, muy envejecidas por el uso.
Ese día compré más libros, pero al llegar a casa decidí empezarlo, sin ninguna expectativa. Devoré sus seiscientas páginas a un ritmo trepidante. Me impresionó de tal manera que todavía recuerdo esa sensación.
Meryl Streep consiguió un Oscar por “La decisión de Sophie”, basada en esta novela. Cuando la vi, mucho tiempo después, la siempre grande actriz se convirtió en Sophie de un modo tan exacto, que me pareció casi imposible distinguir quién era quién.
Tras su lectura, pensé que la historia de su protagonista era una de las más duras que había leído hasta entonces.
Pero hoy, después de haber sido madre de tres hijos, puedo decir que he cambiado de opinión.
Definitivamente, es la historia más dura.