«LIBELLA» ; Ruth Utande.
Hay quienes no deberían ser madres.
Hay quienes no deberían tener en sus manos tan valioso poder de construcción, pues la falta de cimientos y argamasa convierten al pequeño ser en una choza en ruinas que poco a poco ha de edificarse sola, sin planos,materiales, ni herramientas conocidas.
El peor de los inicios es no tener raíz donde aferrarse, no reconocer la tierra donde germinamos ni sentirse parte de un origen.
Jamás cortamos el cordón umbilical, ya sea por ser generoso,fuerte y perfecto en todas sus directrices, como si al contrario, es solo un trozo de carne putrefacta que sigue intoxicándonos.
La madre no es solo el recipiente;es el origen, el fluido, la principal causante y responsable del inicio de las conexiones neuronales, de las necesidades,los deseos y los miedos. Hay quienes nunca deberían serlo.
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He devorado esta triste historia en una sola tarde. No he podido dejarla en pausa. No he sido capaz de dejar de acompañarla.
Irene ,a través de sus recuerdos de infancia, me ha llevado de la mano por sensaciones que un niño jamás debería tener.
En su cotidianidad, sin ahondar en la herida, y quizás por eso es aún más certera y atroz, nos retrata vívidamente una casa, que no un hogar, donde vive con su madre, a la que le queda demasiado extraña y grande esa magnánima palabra.
He sentido pena, tristeza, rabia e impotencia. Es tan real que hiere.
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Somos presos de la circunstancias de quienes nos engendraron, somos las consecuencias de sus historias, y a veces la carga es tan pesada que no debemos extrañarnos por qué hay tanta gente rota.
Narra sin ambages la violencia más dañina y silenciosa.
Hay que leerlo.
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